Esos gritos libertarios
Que alguna vez he pronunciado
No sé dónde se han ido,
O dónde los he dejado.
Algunas palabras,
Otras arengas,
Unas muy largas,
Otras de arena.
Esos clamores de días lejanos,
Esos primores que ya he olvidado,
Esas noches de cantos gitanos,
Todos de colores, todos extraños.
Algunos gritos y otros cantos de libertad que pronunciamos, sirvieron de comida para cuervos de traje y corbata y a urracas vestidas de Diör que hoy protegen los guardaespaldas. Mejor hubiera sido guardar silencio y seguir soñando. Un abrazo.
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