Las palabras sobran cuando el alma actúa

Luz. Sol. Claridad que se cuela por las ventanas de mi habitación, y porque no arriesgarme a decirlo, de mi corazón. Música que acompaña mi cuerpo mientras por la ventana de mi habitación la luminosidad del exterior me incentiva a abrir las compuertas de mi propia sala oscura. Hay tanto que quisiera expresar, pero siento que las palabras sobran. No es que no alcancen, si que lo hacen, pero decir que este camino ondulante de sanación, reconstrucción y reconexión me he traído a un punto maravilloso en el que acepto mi poder y mi fuerza tanto como mis miedos, no se compara con la experiencia misma, con la vivencia diaria.

Ejemplifico: estoy en una sesión virtual de impro-teatro y experiemento lo siguiente: primero, una nube un mi cabeza, llena de interferencia, un mini tornado que levanta polvo, agua y objetos, todo vuela y no puedo ver con claridad. Una brecha en el cuello. Un corazón cálido al que se le olvida su calor porque la energía está concentrada en la lucha del tornado. Desconexión. Luego una tristeza, no propia, pero con la que empatizo. Movimientos frenéticos que buscan acallar un diálogo desesperante. Una niña, yo, ella, contruyendo un castillo de arena que se desbarata, que destruyo. La frustración y la tristeza a flor de piel. Lágrimas. El recordar de un sueño. Un duelo que empieza. Acto seguido una puerta al corazón. Un tornado que se calma. Una llama que vuelve a brillar en medio de mi pecho. Ruido que se apacigua. Corazones que finalmente tienen voz. Libertad de movimiento. Conciencia para decidir. Fin de la sesión. Agradecmiento infinito.

El teatro, un espacio tan real como intangible, una herramienta poderosa, un espejo y un martillo; una vez más me ha ayudado a entender. Es mi alma quien impulsa el movimiento, su fuerza, aceleración, distancia y frecuencia. Es mi alma quien activa los movimientos reformistas que necesita mi corazón y quizás (aunque aún me da ansiedad aceptarlo) los movimientos revolucionarios (hacia afuera) que buscan mi cuerpo y mente. Lo escribo y lo describo, pero las palabras sobran cuando el alma actúa.

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